Todos tenemos algo vampiresco dentro de nosotros. Algunos absorbemos grandes cantidades de energía de las otras personas con la simple finalidad de sentirnos más llenos de “vida”, otros absorbemos el tiempo, las ideas, o incluso hasta los pensamientos de otros. Pero me llama la atención que la genealogía del vampiro sea tan remota e inmemorial como para remontarse hacia el año 600 a.C.
El vampiro aparece en China como un demonio terrible que ronda el alma de los hombres muertos cuya alma rehúsa abandonar el cuerpo. En la demonología mesopotámica toma el nombre de Rapganmekhab, mientras que en la asiria se les conoce como Akhkham. A través de los siglos, los testimonios de estos macabros seres son bastante abundantes. Los sumerios distinguían tres clases de demonios: los mitad humanos mitad demonios, los espíritus puros capaces de propagar epidemias y los muertos que no descansan en sus tumbas y se mueven por el aire, sobre el suelo y bajo la tierra.
Dentro de la tradición hebrea encontramos la figura de Lilith, poderoso demonio alado, de largos y serpentinos cabellos, cuyo cuerpo desnudo y sensual termina en forma de serpiente. Según la tradición rabínica, Lilith fue la primera mujer de Adán, pero tras una violenta pelea, Yahvé la regaña y la obliga a obedecer a su marido. Lilith furiosa, se rebela y se niega a obedecer, por lo cual es destinada a convertirse en un demonio volador, que debe alimentarse con sangre.
Dentro de los árabes también encontramos a uno de estos seres: el Gul. Este demonio femenino frecuenta (de noche) los cementerios, en busca de su frio y deseable alimento: los cadáveres. Pero al igual que Lilith, el Gul tiene preferencia por los niños pequeños, a los que secuestra y lleva a lugares apartados para saciar su hambre con avidez.
De regreso por China encontramos una serie de vampiros denominados ch´iang Shih, los cuales son capaces de animar cadáveres y evitar su descomposición. Según la tradición china, tienen los ojos rojos y llameantes, las garras afiladas y el cuerpo ligeramente cubierto de un pelo pálido y verdoso.
Finalmente en la India tenemos a los vetalas y a los rakshasas, demonios que probablemente fueron emanaciones de la diosa hindú Kali, cuya imagen se representa con una espada en la mano y una cabeza chorreando sangre en la otra, mientras que sobre su pecho porta un enorme collar hecho de calaveras humanas.
Estos son solamente algunos ejemplos de los primeros vampiros de los que tenemos registro. Por supuesto que a través de los años, su imagen se ha ido transformando en algo tan fascinante, sensual y terrorífico que todos deseamos tener un poco de estos maléficos seres. Los vampiros representan la parte oscura de los seres humanos, aquello de lo que deseamos olvidarnos pero que vive siempre latente en nuestro interior. Forman una sombra sobre la virtud y la pureza del hombre. Los vampiros nos hacen sentir hacia ellos una terrible atracción-repulsión de la cual es difícil librarnos. El vampiro es el seductor por excelencia, ya sea en su forma masculina o femenina.
Si te gustan las historias de vampiros aquí te van varias que puedes googlear y leer o pedir a una librería, para abundar en este tema. Todas estas historias son anteriores a la versión más conocida del Drácula de Bram Stocker. El Vampiro, John William Polidori; No despertéis a los muertos, Johann Ludwig Tieck; La familia del vurdulak, Alexei Tolstoi; Vampirismo, E.T.A. Hoffman; La muerta enamorada, Theophile Gautier; Carmilla, Joseph Sheridan Le Fanu y Manuscrito encontrado en Zaragoza de Potocki.
Buenos y terroríficos días. Hoy lee una historia de vampiros… Pero lee.
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